Como cada año, el día 20 de noviembre se celebra el Día Universal del Niño, un día que sirve para recordar a la población los derechos mínimos que todo niño debe tener (salud, educación y protección), sea cual sea su lugar de nacimiento.
Los niños son el colectivo más vulnerable y, por lo tanto, los que más expuestos están a todo tipo de adversidades. Es por ello que desde el momento en que planeamos ser madres debemos hacer especial hincapié en la importancia de sus cuidados.
Afrontar la maternidad y el deseo por tener un bebé siendo joven permite que, tanto el bebé como nosotras mismas, disfrutemos de una serie de ventajas que se verán reflejadas desde su nacimiento.
¿Por qué ser mamá joven?
Si apuestas por ser madre joven, más allá de estar aprovechando nuestra etapa más fértil, conseguiremos una serie de ventajas que nos permitirán compartirlas con nuestro hijo. Entre ellas se encuentran:
Menos riesgos durante el embarazo
La edad ideal para que seamos madres se sitúa entre los 20 y 25 años. Durante estos años, además de ser más fértiles, las probabilidades de riesgos y contratiempos asociados al embarazo disminuyen.
Más energía y mejor adaptación a los cambios
Ser madre joven nos permite adaptarnos a los cambios de hábitos generados por nuestro bebé, pero hacerlos de la manera más enérgica. Y es que, aunque el ritmo de vida sea más ajetreado y no podamos dormir lo suficiente, ser mamá joven nos ayuda a adaptarnos más rápido a este nuevo contexto.
Mayor facilidad para recuperar la figura
Con el paso de los años, nuestra piel se volverá menos flexible y su capacidad para volver al mismo sitio de antes será menor. Es por ello que la aparición de estrías podría ser algo habitual, a la vez que las cicatrices se cerrarán más lentamente.
Ser madre joven nos permitirá recuperarnos a una mayor velocidad y recuperar nuestra forma previa al embarazo.
Joven durante su crecimiento
Convertirse en madre joven implica que durante la etapa de crecimiento de nuestros hijos seguiremos siendo jóvenes. Todo ello nos permitirá no solo disfrutar más de ellos, sino que cuando ya hayan crecido todavía seguiremos siendo jóvenes para realizar todo tipo de actividades.
Ayudar a otras madres y niños es posible
Uno de los aspectos que es motivo de celebración en este Día Universal del Niño son los avances conseguidos. Avances a los que podríamos relacionar el ámbito de la fertilidad y la reproducción asistida.
Son muchas las mujeres a las que le gustaría poder compartir su vida con niños, pero no tienen la posibilidad de concebir. En estos casos, como mujeres fértiles tenemos la solución perfecta: la donación de óvulos.
La donación de óvulos es un acto totalmente altruista que permite a mujeres con problemas reproductivos vivir un embarazo. Algo realmente impensable décadas atrás.
El hecho de haber sido madre joven nos abre otra puerta en este aspecto. Y es que, más allá de no tener aparentes problemas reproductivos, podemos ayudar a otras mujeres a dar vida donando nuestros óvulos; convirtiéndonos en donantes de óvulos.
Tener hijos no nos impide poder donar óvulos. Es más, al ser madres jóvenes, la calidad de los óvulos es, aparentemente, mejor. Y es que nos encontramos en una de las etapas más fértiles de nuestra vida.
Independientemente de ser o no madres, la donación de óvulos va a permitirnos ayudar tanto a futuras madres y niños a llevar una vida de felicidad plena.
¿Quieres donar óvulos y ayudar a otros? En Equipo Juana Crespo contamos con el mejor equipo para llevar a cabo el proceso de la manera más eficiente. Ponte en contacto con nosotros y ayuda a otras personas a conseguir su deseo de ser madre y disfrutar de los niños.